Restaurante “El poeta bufón” I


(Entrega los menús)

- ¿Puedo ya tomar nota de la “comanda” a los señores?
- ¿Qué trae la tabla de octosílabos?
-¡Oh!, pues… de todo un poco, señor: sonetillos a la importancia, quintillas picantes, cuartetas al rústico modo…
- Muy bien, pues una tabla de octosílabos para abrir el apetito.
- ¿Y de primero?
-  Para mí, un soneto alejandrino con estrambote rubeniano. No muy hecho.
- ¿Vuelta y vuelta?
- Yo no diría tanto. Crujiente por fuera y modernista por dentro, a ser posible.
- Por supuesto, señor.
- Yo me voy a pedir,… a ver… ¡Si! Décima espinela sobre lecho de epigramas insultantes.
- Sabia elección.
- ¿Está fresca la lira?
- Recién compuesta.
- Una lira pues. Es tan difícil encontrar una hoy día…
- ¿De acompañamiento?
- Nada de guarnición, gracias.
- ¿Y para usted, señor?
- Un platillo de haikus con haigas.
- Preguntaré al chef, pero me temo que no nos quedan. Es un producto muy solicitado últimamente.
- En tal caso, unas tercerillas con guarnición de dísticos elegíacos.
- Perfecto. Los señores han elegido bien. ¿Y de segundo?
- Antes habrá que ver si somos capaces de digerir el primero.
- Entendido. Enseguida les envío al sumiller.
- No será necesario. Dos botellas de vino de Graves, Château Carbonnieux cosecha del veintisiete.
- Muy bien (retira los menús)

No hay comentarios:

Publicar un comentario