Entre el algo y la nada


¿Por qué hay un algo y no nada?
Me anonada
la pregunta
que se hace Brahmagupta.
¡Cómo apunta
en forma vaga
a la existencia de un cero!
Pero siempre queda un pero:
¿no será quizá este cero
la prueba de que no hay nada?
O, si la nada no existe,
¿por qué motivo persiste
la sensación de una nada
que anonada?

Menús cuaresmales. Hoy: Bergoglio bonaerense sobre nido de avispas




Ingredientes para cuatro personas:
un bergoglio fresco. El bergoglio es un pez que se corrompe fácilmente, por lo que es conveniente iniciar la preparación del plato nada más llegar a casa.
Un nido de avispas de tamaño medio de cualquier diócesis.
Dos peras conferencia. A ser posible, episcopales.
Cuatro cucharadas soperas de aceite de oliva. Si no es virgen, mejor.
Un manojo de cirarda y otro de merchán.
Agua y sal.
Preparación:
Se deja cocer a fuego vivo el bergoglio entero con el manojo de cirarda y el merchán, removiendo de vez en cuando y mentando a su madre, hasta que deje de golpear con los puños. Apagamos el fuego, escurrimos el agua (que verteremos en otro pote si es que queremos más tarde hacer un caldo) y reservamos.
En una sartén grande o mejor en un work, ponemos dos cucharadas de aceite y echamos el avispero, sofriendo hasta que se dore. Partimos las peras conferencia por la mitad y les extraemos el corazón, si es que lo tienen. Es importante no quitarles la piel. Añadimos las peras al work junto con el aceite restante hasta que ya estén hechas. Esto se sabe porque la piel se queda muy rugosa. Partimos el bergoglio en cuatro trozos, le añadimos la sal y lo echamos sobre el nido con las peras, pasando a fuego lento como unos cinco minutos. Se sirve caliente.

Aunque la tradición marca que se acompañe de un vino blanco, tal como el Gessamí, yo aconsejo un Sangre de Judas.

Próxima receta "Rouxos a la importancia".

Restaurante “El poeta bufón” I


(Entrega los menús)

- ¿Puedo ya tomar nota de la “comanda” a los señores?
- ¿Qué trae la tabla de octosílabos?
-¡Oh!, pues… de todo un poco, señor: sonetillos a la importancia, quintillas picantes, cuartetas al rústico modo…
- Muy bien, pues una tabla de octosílabos para abrir el apetito.
- ¿Y de primero?
-  Para mí, un soneto alejandrino con estrambote rubeniano. No muy hecho.
- ¿Vuelta y vuelta?
- Yo no diría tanto. Crujiente por fuera y modernista por dentro, a ser posible.
- Por supuesto, señor.
- Yo me voy a pedir,… a ver… ¡Si! Décima espinela sobre lecho de epigramas insultantes.
- Sabia elección.
- ¿Está fresca la lira?
- Recién compuesta.
- Una lira pues. Es tan difícil encontrar una hoy día…
- ¿De acompañamiento?
- Nada de guarnición, gracias.
- ¿Y para usted, señor?
- Un platillo de haikus con haigas.
- Preguntaré al chef, pero me temo que no nos quedan. Es un producto muy solicitado últimamente.
- En tal caso, unas tercerillas con guarnición de dísticos elegíacos.
- Perfecto. Los señores han elegido bien. ¿Y de segundo?
- Antes habrá que ver si somos capaces de digerir el primero.
- Entendido. Enseguida les envío al sumiller.
- No será necesario. Dos botellas de vino de Graves, Château Carbonnieux cosecha del veintisiete.
- Muy bien (retira los menús)