El buen lector y la envidia


El buen lector, jamás reconocerá ante los demás su interés por un libro que desconozca o que no haya conseguido tragar.

- ¿Has leído “Katapruchka”, de Leo Armidov?
- (Grrr…) Pues no, no lo conozco siquiera. Lo cierto es que no me interesa demasiado ese tipo de literatura. No te ofendas, pero yo tiro más hacia el ensayo últimamente, ya sabes.
- (Je, je). ¡Qué curioso!, me sucede lo mismo que a ti, por eso me permito recomendarte fervientemente su lectura. Todos los libros de Armidov rezuman ensayo por todos los poros.
- (Grrr…)¿Ah, sí? (Je, je) Pues no sé qué decirte. Ando tan ocupado con Ismael Babias que no se si dispondré de tiempo para ese tal Armidov.
- (Grrr…) Ismael, ¿qué?
- (Je, je) Vamos, hombre, no pretenderás decirme que no conoces a Ismael Babias y su tratado de apologética general.
- (Grrr…) Algo me suena, sí. Pero es que la apologética no es un campo en el que me sienta a gusto como lector.
- (Je, je) Ni yo. Pero la obra de Babias es diferente. Observa la apologética desde una perspectiva novedosa e incluso, por qué no decirlo, amena. Léelo y me dices
- (Grrr…) Tal vez lo haga. (Je, je).  Pero no antes de terminar con el Rig-Veda. Le haré un hueco entre él y el resto de los vedas. Los tengo pendientes de relectura desde hace tanto tiempo…
- (Grrr…) ¡Ah, sí, los vedas! Ahí reconozco (je, je) que tengo serias dificultades con su lectura.
- (Je, je) ¿Con los vedas? ¡Pero si son muy amenos!
(Je, je, je, je) ¡Qué quieres que te diga, chico! El sánscrito se me sigue haciendo un poco cuesta arriba.
- (Grrr…) ¡Ah! ¿Que tu los lees en el original?
- (Juas, juas) ¿¡Tu no!?
(Grrr…) Pues yo es que, la verdad…
(Jo, jo, jo) Nada que ver, por supuesto. La estructura estrófica, la sonoridad, en fin, qué te voy a contar que tú no sepas. Además en español solo hay breves compendios. Una pena. Pero, bueno, para hacerse una idea…
- (Grrr…) Pues tendré que aprender sánscrito. (Je, je). En fin, como te iba diciendo, no hay nada como leer “El hombre sin atributos” en alemán.
- (Grrr…) Ehhh… yo prefiero “À la recherche du temps perdú", en francés, naturalmente.
- (Grrr…) Pues nooo… no lo he leído.
- (Juas, jo, je) ¡¿Qué no has leído “En busca del tiempo perdido”?! ¡¿Ni siquiera en español?! Amigo mío, no sabes lo que te pierdes.
- (Grrr…)  Ni tú por no conocer a Leo Armidov.


Video clip de arte con música de mis amigos de Chambbábilon (Carlos y José Suárez) y óleos, acuarelas, lápices de colores... de la artista plástica y amiga de toda la vida Concepción Candelas.

Reseña biográfica

Lopene De Verga, excretor prolífico, nació a muy temprana edad en Pajotes del Páramo, muy cerca de la actual Pajuelillas del Marqués, en la demacración comarcal de Pililas del Condado, en el año 1269. Desde muy joven destacó por su exquisito dominio de la lengua bífida y un delicado virtuosismo en el manejo del órgano neumático. Proverbial cortesano, de jovial porcacidad, siempre a disposición de sus amigos, gozó de gran excremento ya entre sus contemporáneos, de quienes recibió los cariñosos apelativos de Eyector magnífico y Fénix de los venéreos. Participó en multitud de expediciones tabernarias junto a los goliardos, rama de los sopistas, a cuyos principios seménicos se mantuvo siempre fiel y la fama de sus aventuras se corrió desde muy pronto a todos los pueblos de páramos y riberas de variopintos ríos. Murió viejo y rijoso a la edad de 69 años, número que siempre le acompañó en sus lances amorosos.
Un monumento a su impresionante envergadura, que embelleció durante muchos años la plaza de su pueblo natal, fue bestialmente destruido durante una de las trifulcas iconoclastas entre borrachos del siglo XIX. Sólo un fragmento, glande eso sí, que sobrevivió a la barbarie del bulbo, se puede contemplar todavía hoy en el Museo Cantanal, para estupro de los visitantes.
De entre su basta labor, citaremos solamente tres obras: “Escrotos seminales”, obra inmadura de juventud, aunque apuntando ya sus maneras adulterinas del idioma español (de ahí proviene el ya habitual entre nosotros empleo de la conjunción copulativa 'Y', en expresiones del tipo 'punto y final'), “Corrimientos léxico semánticos”, del que entresacamos esta frase, definitoria de su estilo y buen hacer ya en la plenitud de sus facultades:

‘Tengo dos primos gemelos de un mismo padre pero diferentes madres. El mayor, Juan, adolece de una salud envidiable, pero el menor, desde que tenía cero años, ha gozado siempre de una rara enfermedad congestual y desde siempre ha mostrado un rostro lívido, como una pared revocada con cal’.

 y su, todavía hoy  insuperable “Teoría de seménica general”, en cinco volúmenes bellamente ilustrados por su amigo el pintor rijolense Masturbilio Collantes, oriundo de Onán de la frontera.