Paz efímera en la ancianidad

 A Konstantino Kavafis, in memoriam.


Olvidado el sueño efímero agorero,
contempla gozosa Hécuba a su esposo;
cómo hace carantoñas Príamo a Astianacte,
cómo, jugando, deposita la regía corona en su cabecita infantil.

En la infértil Pilos, Nestor, el honorable anciano,
rememora satisfecho la terrible guerra contra los centauros.
Los heroicos tiempos, piensa, ya nunca volverán;
Jamás otras batallas como aquellas.
Excusado de seguir perteneciendo al noble estamento de los guerreros,
se dispone a grabar en láminas de cobre sus memorias.

Mientras, Calcante, el adivino, es presa de un súbito terror sin fundamento
en tanto Menelao, junto a la hermosísima Helena,
se dispone a recibir en el palacio a su eximio huésped sin defecto.

4 comentarios:

  1. Respuestas
    1. Gracias amiga ¿argentina? Pero, ¿no sos dacá de Zaragoza?. ¿Nostarás vos haciendoos la boluuda?

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  2. La paz es efímera en todas partes.
    Emotivo poema a la ancianidad.
    La paz sea para todos, siempre la paz.

    Abrazos fraternos.

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