- Está bien, discípulo predilecto. Suéltala, pero date prisa
que mi tiempo apremia.
- Verás, maestro bueno. Mi idea es que en el principio fue el Verbo...
- (¿hmmm?), sigue, discípulo predilecto.
- (¿hmmm?), sigue, discípulo predilecto.
- Pues la cosa es que el verbo se hizo carne y habitó entre
nosotros.
- Bien hurdido, discípulo predilecto. (¡Qué mancebo más
pedante, Dios!) Sigue
- Ya está, maestro
bueno.
- Pero qué bueno ni bueno, ¿Cómo que ya está?
- Pero qué bueno ni bueno, ¿Cómo que ya está?
- Que se acabó. Que no hay más.
- ¡Vaya una teoría! Anda, hacércame la hogaza de pan y la jarra de vino que tengo que hacer mi penúltimo milagro.
- ¡Vaya una teoría! Anda, hacércame la hogaza de pan y la jarra de vino que tengo que hacer mi penúltimo milagro.
- Es que tengo una duda, maestro bueno.
- (Ya me parecía a mí). Dispara.
- Es que no estoy seguro de si el Verbo del principio era
transitivo o…
- Transitivo, y pásame la hogaza…
- Transitivo, y pásame la hogaza…
- Pues en tal caso…
- Intransitivo, Juanito, no le des más vueltas y pásame…
- Intransitivo, Juanito, no le des más vueltas y pásame…
- ¡Puff! Es que, entonces…
- Reflexivo, leñes y pásame el pan y el vino de una vez.
- ¿Y copulativo?
- (Como empieze a repartir hostias…) Irregular defectivo, ¿Contento, discípulo predilecto?
- (Como empieze a repartir hostias…) Irregular defectivo, ¿Contento, discípulo predilecto?
- Ahora sí, maestro bueno.
- Pues hala, pásame de una bendita vez la hogaza de pan y la jarra de vino que con tanta preguntita llevamos media hora de retraso.
- Pues hala, pásame de una bendita vez la hogaza de pan y la jarra de vino que con tanta preguntita llevamos media hora de retraso.
***
- Chsitt,… eh…, maestro bueno…
- ¿Qué farfullas ahora, discípulo predilecto?
- ¿No me puedes decir a mí solo quien es el traidor del grupo?
- ¿Y a ti que más te da?
- Curiosidad solamente, maestro bueno. Es que, como soy tu discípulo predilecto…yo pensé que…
- (Qué pesadito es el niño) Está bien, discípulo predilecto, te lo haré saber. Aquel a quien diere pan mojado en vino, ese es el traidor. Observa.
- Curiosidad solamente, maestro bueno. Es que, como soy tu discípulo predilecto…yo pensé que…
- (Qué pesadito es el niño) Está bien, discípulo predilecto, te lo haré saber. Aquel a quien diere pan mojado en vino, ese es el traidor. Observa.
- Vale, maestro bueno, estoy al loro.
- ¡Judas, ven acá. Toma pan y moja y haz lo que tengas que
hacer.
- ¿Es Judas, maestro bueno?
- Pero, ¿tu eres tonto o qué, discípulo predilecto? ¿Es que no
lo has visto?
- Sí, sí, vale, vale. Ya me callo.
- A ver si es verdad. Bueno, va, acercaos todos… ¡Mateooo…!
- Voy, voy, maestro bueno. Es que estaba cuadrando unas
cuentas…
- A ver como os lo digo,… ehhh… ¡ah!, ¡sí! Pedro, dame un cuchillo para cortar el pan. O mejor no. A mano, que es más dramático… Este es mi…
- A ver como os lo digo,… ehhh… ¡ah!, ¡sí! Pedro, dame un cuchillo para cortar el pan. O mejor no. A mano, que es más dramático… Este es mi…
***
- ¿Han cenado bien los señores?
- Bien, bien. El cordero pascual demasiado poco hecho, pero
bien.
- Es que una cena para trece y en tan poco tiempo…
- No, no, estuvo bien, de veras.
- No, no, estuvo bien, de veras.
- Me alegro por los señores. ¿Les traigo la cuenta ya?
- ¿Qué cuenta?
- Ehhhh…
- ¿Qué no le ha pagado Iscariote?
- ¿Quién?
- (Este me la ha vuelto a jugar). ¡Mateooo…!
- Estoy aquí, maestro bueno.
- Mira a ver si le puedes hacer a este noble empresario una rebaja de sus impuestos y compensamos la cena.
- ¡Ah!, pero si está a quí Don Mateo. Nada, nada, invita la casa, señores. Faltaba más.
- Bueno, pues hala, todos para el huerto de Getsemaní, que se me hace tarde para ir donde mi padre. Y tu, Pedro, no te olvides de los cantos del gallo.
- Tres cantos y dos renuncios, sí.
- ¡Es que tengo que estar en todo, jopé!. Dos cantos y tres renuncios, leñe.
- El orden de factores…
- Orden de factores el que te voy a dar yo a ti.
- ¿Y lo de las llaves, maestro? Es que se me ha olvidado…
- Con razón te llamo piedra. Lo que cierres abajo se queda cerrado arriba y lo que abras aquí, se abre alli.
- Ah, vale, vale, sí.
- Pues vámonos de una vez y que sea lo que mi Padre quiera.
- Mira a ver si le puedes hacer a este noble empresario una rebaja de sus impuestos y compensamos la cena.
- ¡Ah!, pero si está a quí Don Mateo. Nada, nada, invita la casa, señores. Faltaba más.
- Bueno, pues hala, todos para el huerto de Getsemaní, que se me hace tarde para ir donde mi padre. Y tu, Pedro, no te olvides de los cantos del gallo.
- Tres cantos y dos renuncios, sí.
- ¡Es que tengo que estar en todo, jopé!. Dos cantos y tres renuncios, leñe.
- El orden de factores…
- Orden de factores el que te voy a dar yo a ti.
- ¿Y lo de las llaves, maestro? Es que se me ha olvidado…
- Con razón te llamo piedra. Lo que cierres abajo se queda cerrado arriba y lo que abras aquí, se abre alli.
- Ah, vale, vale, sí.
- Pues vámonos de una vez y que sea lo que mi Padre quiera.
¡Qué bueno, Janial! ¡Mira que me has hecho reir!
ResponderEliminarMe ha parecido fantàstica esta reescritura de la última cena.
Un abrazo.
Gracias, Pedro, por tu visita y comentario. Siempre me ha dejado perplejo la falta de sentido del humor en los libros sagrados, siendo así que el humor es un bálsamo para el sufrimiento humano.
EliminarTan bueno como todos.
ResponderEliminarSería mucho pedir una de crucifixiones en el Gólgota.
Como te iba diciendo cuando se cayó la conexión a Internet, eso ya lo hiceron los de Monty Pyton y no soy tan prepotente como para creerme 'más ingenioso' que ellos. Además, carezco del talento suficiente como para arrancar una sonrisa de un acto tan horroroso y que tanto descalifica a la humanidad como es el abuso de poder para los inocentes y los desvalidos. Por último, en el Gólgota estaban presentes "las tres madres" y ese tema es tabú para mí. Estoy preparando unos diálogos sobre las bodas de Canaá (?). En ella sólo estuvo presente una de las madres -un coñazo de mujer, sea dicho de paso-.
EliminarSigo echando de menos tus excelentes citas, pero "en cualquiera de los casos", gracias por venir y dejar tu comentario.
Quede constancia de que me he venido a leerlo. Un beso, Janial.
ResponderEliminarConstancia queda, Bandolera Bando. En cuanto llegue a Madrid, te enviaré el certificado oficial de Lectora 'Cum Laude', no sé aún si 'Magna' o 'Summa'.
Eliminar"A buen hambre, no hay pan duro". Tu comentario en el blog de Pedro, me ha traído hasta aquí. Me hizo reír allí.
ResponderEliminarY no me arrepiento de irrumpir en tu casa. No sé si debería hacer acto de contrición por ello.
Me has pintado una sonrisa en la cara que supongo que aún tardará unos minutos en borrarse.Gracias.
Un saludo.
Muchas gracias, Yolanda Almansa, por tu amable visita y comentario. Como penitencia, puedes rezar tres padrenuestros y tres avemarías o, en su defecto, seguir sonriendo tres minutos más.
ResponderEliminarMe alegra compartir contigo el honor de disfrutar de la amistad bloguera de un escritor de la talla de Pedro Sánchez Negreira.
Cordialmente, Janial.