Un castigo ejemplar sin parangón
pide la Diosa a su terrible ultraje
y dispuesta a acabar con su linaje
lanza al hijo su horrible maldición:
Orestes penará sin remisión;
desértico ha de ser siempre el paisaje
que encuentre el matricida en su viaje
y acechado será, sin compasión,
por la ira sin fin de las Harpías
que colmarán su alma de terror.
Y pasará las noches y los días
sufriendo el aguijón de su rencor.
hasta apurar él solo, el homicida,
Bello soneto cargado de veneno ...una forma bella de escribir y expresar sentimientos , una veces de cariño y otras de ira y rabia.
ResponderEliminarLos humanos somos así.
Un abrazo de MA.
Gracias MA por tu amable visita y comentario cargado de verdad.
EliminarFantástico, Janial. Me gusta como engarzan los versos para dibujar la desventura de Orestes.
ResponderEliminarMe admira el talento de escribir, consiguiendo contar una historia y hacer música con las palabras.
Un abrazo admirado.
Gracias por tu visita, Pedro. Orestes se lo tiene merecido. A una madre no se la mata, aunque sea una harpía.
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