Nidada de halcones en mi faltriquera.
Los soltaré, sí, para que cacen por mí
Un poco más de tiempo todavía.
Ojos-Oro de búhos melancólicos
Observando, desde lo alto de la higuera,
La pieza-yo con que amansar a su nidada.
Garras angélicas del águila,
Buche-estómago al que tiendo.
Pánico sin nombre que, al tiempo, me encandila.
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