Ayer murió el manzano
del huerto de Vecilla.
Aún está caliente
su tronco ennegrecido.
Si aplicas el oído,
te llega, como un eco,
su último suspiro.
Ayer murió el manzano
del huerto de la abuela.
A coro, las hermanas,
las hijas de la hija,
las hijas de María,
recuerdan con nostalgia,
sus tiempos de esplendor:
las flores blanco nieve,
la piel, verde doncella,
del fruto generoso,
su tacto y su sabor.
Ayer murió el manzano
del huerto de Vecilla.
Un pájaro de paso
se posa en la alta rama.
Un último homenaje,
un gesto y un adiós.